Gracias al  significativo avance de la sexología y de la medicina sexual en  los últimos años, hoy en día se pueden mencionar ciertas tendencias en las que  coinciden las encuestas, los estudios y las investigaciones: 
- La inmensa mayoría de la población sostiene que el sexo es un aspecto muy importante en sus vidas, especialmente entre los que están casados
- La inmensa mayoría de los hombres y de las mujeres casados o que bien en pareja sostienen que les importa mucho tener una vida sexual satisfactoria
- La inmensa mayoría de las personas sostienen que una vida sexual placentera aumenta su calidad de vida
- La inmensa mayoría de las personas sostienen que una vida sexual insatisfactoria puede acarrear numerosos problemas tales como depresión y, especialmente, llevar al rompimiento de la relación de pareja
- La inmensa mayoría de las investigaciones transversales concluyen que el bienestar sexual subjetivo se correlaciona positivamente con el nivel general de felicidad, tanto en hombres como en mujeres; y que, por el contrario, las disfunciones sexuales están altamente asociadas a experiencias negativas en la relación de pareja y en el bienestar general, así como con problemas de salud física y emocional
- Existen evidencias de una estrecha relación entre disfunciones sexuales y estados depresivos, los que se influyen mutuamente
- La inmensa mayoría de los estudios transversales y longitudinales han comprobado repetidamente que, quienes viven en pareja, tienen mejor salud, viven más años, se sienten más en paz y están más satisfechos con sus vidas que quienes no lo hacen
- La inmensa mayoría de la población vive en pareja o desearía vivir en pareja
La medicina sexual  plantea que la sexualidad forma parte de nuestra salud integral y que una  vida sexual satisfactoria conlleva significativos beneficios para nuestro  bienestar físico y emocional, incrementando la satisfacción con la vida en  general, actuando como un antídoto relativo contra síntomas mentales y  estabilizando el humor. 
Evidencias empíricas  coinciden en que bienestar sexual y satisfacción subjetiva con la pareja van  de la mano para ambos sexos. Por ejemplo, incluso matrimonios con hijos  chicos, finanzas inestables y horarios extenuantes, afirman que tienen una unión  muy fuerte, lo cual atribuyen parcialmente a su placentera vida sexual. Aquellos  que se declaran complacidos tanto con su matrimonio como con su vida sexual  señalan que sus relaciones sexuales son frecuentes, que no desean tener sexo con  otras personas, que no suelen rehusar sexualmente a su pareja y que, si ésta les  rechaza, son tolerantes y comprensivos. En matrimonios “sanos” de larga data,  ambos ven al sexo como una manifestación de sensualidad, pasión, ternura,  afecto, amor y juego. Lo satisfacen dentro de la relación y no lo emplean para  manipular ni para solucionar conflictos.
En cambio, la  insatisfacción sexual afecta negativamente la percepción del otro y de la  relación como un todo. La falta de sexo por periodos largos se ha  correlacionado con disminución de la satisfacción personal y mutua, con desánimo  y apatía en la comunicación, con rutina, aburrimiento, inercia y desinterés. En  la mayoría de las parejas sexualmente insatisfechas, la vida se vuelve  complicada y los problemas sexuales repercuten en otros planos, manifestándose  en descomunicación, reproches y malestar emocional, entre otras. Por otra parte,  la satisfacción sexual ayuda a mantener la ilusión, gatilla el mecanismo  de acercamiento, de disfrute, crecimiento y erotismo; en otras palabras, es un  importante factor motivacional y lúdico que contribuye a tener ganas de resolver  dificultades que se tengan en otras áreas, aclarando que no se debe caer en  creer que los problemas de convivencia puedan solucionarse a través del sexo o  que la mayoría de las desaveniencias se deban al sexo. 
¿Qué papel ocupa el sexo en la estabilidad de la pareja? ¿Puede una buena  sexualidad mantener unidas a dos personas a lo largo del tiempo? Y por el  contrario: ¿es posible que el fracaso de la intimidad termine con una  relación?
El sentido común nos indica que el buen funcionamiento de  la sexualidad es una condición previa casi absolutamente necesaria para el éxito  de una relación, pero a veces no alcanza. Es prácticamente inimaginable que una  pareja se pueda mantener a lo largo del tiempo –al menos en forma honesta- sin  sexo. Pero… nada es imposible… Del mismo modo, todos conocemos personas que se  mantienen unidas sólo por el motor de la sexualidad, aunque ¿por cuánto  tiempo?
Una pareja se une, generalmente, por amor y con la finalidad de trascender.  Pero el verdadero “gancho” puede ser el sexo. Las parejas que se unen porque  tienen buena química sexual, pueden terminar en amor y hasta en matrimonio.  Otras comienzan al revés: por al amor, la ternura, y el compañerismo. Del amor  al buen sexo también debe de haber un camino que pueda terminar en una relación  seria, duradera y sólida.
 A veces, la sexualidad juega un papel tan fuerte que soluciona otros  conflictos, o al menos los anestesia. Así, las peleas correspondientes a otras  diferencias terminan resolviéndose entre las sábanas. Pero, ¿hasta dónde es  bueno que una pareja se reconcilie en la cama? Porque una cosa es que luego de  resolver una discusión sobrevenga una noche de amor y pasión cual frutilla de la  torta, y otra muy distinta que se tapen los problemas con los artificios de la  fogosidad (por decirlo elegantemente).
A veces, la sexualidad juega un papel tan fuerte que soluciona otros  conflictos, o al menos los anestesia. Así, las peleas correspondientes a otras  diferencias terminan resolviéndose entre las sábanas. Pero, ¿hasta dónde es  bueno que una pareja se reconcilie en la cama? Porque una cosa es que luego de  resolver una discusión sobrevenga una noche de amor y pasión cual frutilla de la  torta, y otra muy distinta que se tapen los problemas con los artificios de la  fogosidad (por decirlo elegantemente).La sexualidad debería ser una manera de manifestar el amor (para mi gusto, al  menos) aunque para muchos puede ser el motor de la vida y de la relación, más  allá de los sentimientos.El sexo seguramente no es un antídoto para resolver otros problemas, y muchas  veces (cuando no funciona satisfactoriamente para uno o ambos miembros de la  pareja) puede convertirse en un problema en sí misma. Una sexualidad frustrante  ha llevado y sigue llevando a muchos matrimonios al abismo.
Tampoco es bueno que alguno de los dos use el sexo como revancha por otros  conflictos. Y esto es muy frecuente que ocurra: el varón o la mujer “castigan”  al otro con la indiferencia sexual ante una diferencia o un enojo, y terminan  transformando la cama en un espacio de disputa del poder.
Sin duda, la sexualidad es un gran motor de la vida y de las relaciones.  ¿Hasta qué punto puede mantener unida a una pareja o separarla  definitivamente?




 
